martes, 13 de enero de 2015

¿Tan malo sería suprimir el Senado?


Hola a todos!!!!
En esta nueva entrada voy a hacer referencia a algunas de las voces críticas que se han alzado contra la supresión del Senado y a fin de estudiar si esas voces tienen razón o no se intentará en esta entrada dar solución a esos problemas que se arguyen.

En primer lugar hay que señalar que una vez superada la conciencia tradicionalista española, surgen algunas voces que apuntan a que la supresión del Senado destruiría un elemento básico para la integración de los territorios autonómicos y de su cooperación con el Estado, pero esta problemática es fácilmente salvable debido a las múltiples vías existentes para la cooperación entre las Comunidades Autónomas y el Estado como son las conferencias sectoriales ampliamente implantadas en nuestro sistema institucional y con resultados más que satisfactorios.

Otro importante escollo que plantea la supresión del Senado reside en la arraigada idea de que es necesaria una segunda lectura o reflexión de los proyectos de ley. Esta idea considera que es necesario el trabajo del Congreso, pero así mismo el del Senado, añadiendo este un aire más conservador y reflexivo a los proyectos de ley. Pero como se ha visto otros Estados de nuestro entorno carecen de Senado y su actividad parlamentaria continua sin presentar déficits técnicos o políticos.
Actualmente el Senado español duplica las funciones del Congreso de los Diputados pero este a su vez mantiene una posición hegemónica con respecto al Senado que no hace más que maniatarlo y no dejarle colegislar como manda la propia constitución.
Por lo tanto si en la actualidad las aportaciones del Senado son nulas y no hacen más que repetir las funciones del Congreso, se puede afirmar sin ninguna clase de dudas que los trabajos legislativos puede hacerlos una sola cámara, en este caso el Congreso de los Diputados y en la práctica se observará que la supresión del Senado no marcaun cambio ni en las políticas ni en la calidad legislativa pues estas continuaran en las mismas manos que hasta ahora las han llevado a cabo.
En la actualidad dada la crisis económica en la que se encuentra sumergido nuestro país no es tema banal el coste económico de una institución tal como el Senado. Según datos emitidos por el propio Senado, el presupuesto aprobado para el año 2014 ascendía a una cuantía global de 51.741.830 euros.  Esta cuantía considerando las nulas funciones del Senado en el panorama político hace pensar que supone un gasto desorbitado y que en ningún caso el mantenimiento de esta institución responde a una necesidad para el Estado.
Por las razones expuestas, parece claro que el Senado es una institución superflua que carece de funciones propias y que solo repite las funciones del Congreso. Si a ello se añade su gran coste económico y la existencia de otras vías de integración territorial más baratas y especializadas la conclusión que deviene es clara, y respalda la conveniencia de la supresión del Senado en España.


UN SALUDO Y HASTA LA PRÓXIMA.

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